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Acabo de llegar de un pequeño viaje con mi prima Ane y mi tío Jesus de la región de Valonia, esa comarca desconocida pero no menos interesante situado en el sureste de Bélgica, en el corazón de Europa. Parte de mi familia vive en esta zona y por eso he tenido la suerte de poder disfrutarla y visitarla en muchas ocasiones.

La historia de esta ciudad y el carbón están estrechamente vinculados, tanto que la región de Lieja reivindica la prioridad del descubrimiento del carbón en el continente europeo, donde todavía y a pesar de haber desaparecido casi en su totalidad la industria minera, el color sombrío  y decadente de la ciudad se refleja en el color gris  de las mansiones de la ciudad vieja.

A pesar de su color plomizo, degradante y tráfico ruidoso, Lieja atrapa.  Es una ciudad viva, dinámica, ardiente, que no duerme y que desprende mucha alegría  por la simpatía, calidez y temperamento acogedor de sus habitantes. Además los olores  se mezclan y están repartidos en cada esquina tanto si es dulce como salado, desde las famosas “patas fritas” hasta los chocolates o gofres espesos y esponjosos cubiertos de chocolate derretido o nata, auténtica delicia para cualquier paladar.

 

El gran río Mosa, sus pequeños rincones secretos, los románticos Impasses, la excelente oferta museística y su ambiente cosmopolita hace que sientas la energía positiva y vibres al son de la ciudad.

 

Y una vez terminada la ruta callejera, qué mejor que sentarte a cenar unas sorprendentes Moules o todo tipo de platos típicos de Bélgica (croquetas, albóndigas a la liegeoise) a buen precio con las típicas frites belgas en el Restaurante Concordia (www.au-concordia.be)  de Lieja, el restaurante más viejo de la ciudad situado cerca de la mítica estación de trenes Guillemins, trabajo majestuoso, moderno y rompedor  realizado por el arquitecto Santiago Calatraba,  y tan frecuentado por los lugareños.

El interior del restaurante está decorado de manera clásica pero acogedor, muy años 80 que en un momento de la velada me transporta en el tiempo sentado al lado mío el comisario Maigret, vestido con su impecable traje, eterno sombrero y pipa protagonista de los libros del gran escritor  belga George Simenon, mundialmente reconocido ya como un maestro y que ya nadie duda de que sea uno de los mayores escritores del siglo XX.

 

¿Te animas a visitar la ciudad ardiente?